Después de seis años quien
iba a pensar que él y yo, hablaríamos de nuevo. En una época como esta, el amor
verdadero es difícil de encontrar y aunque no nos andábamos buscando, me atrevo
a decir que en los planes celestiales estaba escrito que un día como este, él y
yo conversáramos. Contra todo pronóstico, sin saber nada del uno o del otro y
sin explicación lógica o muy clara, ese día, fue el día en el que el decidió
romper el mayor de los obstáculos que hemos tenido que enfrentar desde
entonces, la distancia. Me escribió a mi número de teléfono gracias a un estado
que había publicado en mis redes sociales. Y si me preguntan, no recuerdo un día
en el que no hayamos dejado de hablar. Hasta hoy, ha viajado ya cuatro veces para verme y conocernos y
cada viaje ha sido maravilloso. Con cada viaje mi corazón salta de emoción al
comprobar que es el amor de mi vida y es por esta razón que, el dieciocho de
marzo es mi día especial, porque fue el comienzo de la más hermosa historia
escrita por Dios. Solo para que me entiendan un poquito más, para mí, fue increíble
que el me escribiera, porque antes de que transcurrieran esos seis años, tan
solo lo había visto por primera vez en mi iglesia, llegaba de otro país (donde
ha vivido siempre), predico a los jóvenes de la escuela dominical a la que asistía
con tan solo 21 años de edad, yo tenía quince y pensé, él es el chico de mis sueños.
Pasado ese tiempo, saber que el había pensado lo mismo y que viniera a
conquistar mi corazón, después de esperarme, terminar su carrera y yo cumplir
la mayoría de edad, es además de lo más loco del mundo, lo más especial que me
ha pasado jamás. Coincidencia o diosidencia?
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