Les quiero compartir una experiencia que tuve buscando wedding planner en Bogotá. Me encontré con una que, en vez de escucharme y orientarme, lo primero que preguntó fue: “¿y cuál es tu presupuesto?”. Y cuando le dije que aún estaba explorando opciones, básicamente me cerró la puerta.
Yo pensaba que el papel de una wedding planner es justamente guiar, asesorar, mostrar alternativas y ayudar a que una pareja pueda entender qué se ajusta a sus posibilidades. No que uno llegue ya con todo calculado como si fuera un Excel. 🤷🏻♀️
Me parece triste porque una boda no es solo un número, es un momento irrepetible, lleno de emociones, sueños y detalles. Y justo por eso siento que los verdaderos profesionales del sector son los que se toman el tiempo de escuchar, acompañar y proponer, no de poner barreras de entrada.
De esa experiencia saqué una lección: siempre busquen proveedores que los hagan sentir tranquilos, que les expliquen con paciencia, que estén abiertos a construir con ustedes y no solo a preguntar “¿cuánto hay?”. Al final, lo que uno más necesita en el proceso de organizar su boda es confianza, empatía y soluciones reales.
Ojalá esta anécdota le sirva a más de una para filtrar mejor y no perder tiempo con quienes no entienden lo especial que es este camino. 🌸💫




